

Entonces se ve a través de la superficie deslizante de un río profundo. Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien.Įl pasado solo vuelve cuando el presente fluye tan armonioso como la superficie deslizante de un río profundo. La vida es un sueño, el despertar es lo que nos mata. Sí, siempre mantened los clásicos a la mano para prevenir la caída. La vida es un halo luminoso, una envoltura semitransparente que nos envuelve desde que tenemos una conciencia hasta el final. No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente. Un final romántico para un talento irrepetible que nos legó grandes palabras: Hastiada de sus continuas crisis y depresiones, se suicidó lanzándose al río Ouse con los bolsillos llenos de piedras. Precisamente, en “Una habitación propia” la autora reflexiona sobre la dificultad de labrarse una carrera literaria como fémina, en un mundo de hombres.


Virginia Woolf es también adalid del movimiento feminista, que recuperó su obra en los años 1970 para reivindicar la igualdad de la mujer. Por su estilo y su visión, Woolf está considerada una de las figuras más importantes del modernismo literario del pasado siglo. Eliot y a otros, además de dar luz a su propia obra, con libros como “La señora Dalloway”, “Al faro”, “Las olas”, las colecciones de cuentos “Kew Gardens” o “New Dress”, o el ensayo “Una habitación propia”. Junto a él inició la prestigiosa editorial Hogarth Press, que publicó a autores como Freud, a T.S. En ese “Círculo de Bloomsbury” también compartió ideas con la pintora Dora Carrington y numerosos intelectuales, como quien se convertiría en su marido, Leonard Woolf. Allí se reunían compañeros de universidad de su hermano tan destacados como el economista Keynes, el escritor Forster y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein. Al morir su progenitor, Virginia, que padecía trastorno bipolar, se mudó con su hermana al barrio de Bloomsbury.Įsta época fue crucial para el desarrollo de la obra de Virginia Woolf. Su padre, un central editor y crítico de la sociedad londinense, educó a su hija en una casa frecuentemente visitada por nombres esenciales de la cultura y del ámbito literario. Entre 1882 y 1941, la inglesa Adeline Virginia Woolf vivió una corta pero muy intensa vida: fue una de las escritoras y ensayistas más prominentes del siglo XX.
